2018-05-03

2018-05-03

Hay que ser personas que se nutren del Evangelio, aman la meditación y hacen abundantes lecturas espirituales, de modo que recuerdan estos principios, los sienten en el propio espíritu y constituyen el alma de su alma, casi una segunda naturaleza que se sobrepone a la primera penetrándola y casi absorbiéndola (ACV, p. 53).