2022-09-19

2022-09-19

El verdadero celo tiene que nacer de un corazón completamente enamorado del Señor… Solo el corazón inflamado de auténtico amor al Señor puede sentir por las almas un ardor que no ahorra nada, ni comodidades, ni intereses, ni vida, ni a uno mismo: un celo que nunca se detiene, ni siquiera ante las contradicciones humanas (APim, 86).