Apéndice p.635

LA CONVERSIÓN DEL APÓSTOL SAN PABLO

 

De los escritos del beato Santiago Alberione, presbítero

(Unione Cooperatori Buona Stampa, A. 7, núm. 8 – 15 de junio de 1925 – Primavera Paolina, 530-532)

Vivir en Jesucristo

 

Esta frase de san Pablo posee toda la intensidad del alma inundada de amor del apóstol.

San Bernardo dice: «Si tú escribes, tu escrito no me da sentido, si yo no leo ahí el nombre de Jesús; si tú hablas, o piensas, o predicas,  tus palabras no me dan sentido, si yo no percibo en ellas el nombre de Jesús.»

San Pablo tenía todo el corazón, toda el alma, toda la mente completamente llenos de Jesucristo: amaba a Jesucristo, pensaba en Jesucristo, escribía sobre Jesucristo, vivía de Jesucristo: Para mí vivir es Jesucristo. Más de trescientas veces escribe en sus cartas, con infinita devoción, con unción inefable, el nombre de Jesucristo.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Y él, san Pablo, ministro de la divina providencia, para injertar a los gentiles en Jesucristo, lo imitaba de tal forma que todo se transformaba en él. El Espíritu Santo da fe de ello cuando lo mueve a escribir a sus hijos espirituales, repitiendo por tres veces: Ya sabéis cómo tenéis que imitar mi ejemplo. Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en mí.

Y efectivamente, san Pablo habla siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo: He sido conquistado por Jesucristo y vivo yo, pero ya no soy yo, es Jesucristo quien vive en mí; y soy para Dios fragancia de Jesucristo y cumplo en mi cuerpo lo que falta a la pasión de Jesucristo; y estoy crucificado con Jesucristo en la cruz; y Jesucristo será glorificado en mi cuerpo. Y admiremos conmovidos su frase predilecta: en Jesucristo: vive en Jesucristo, está contento en Jesucristo, sufre en Jesucristo, camina en Jesucristo, se gloría en Jesucristo, es innoble en Jesucristo, es tonto en Jesucristo, es sabio en Jesucristo, es padre en Jesucristo, es hermano en Jesucristo, es maestro en Jesucristo, ama en Jesucristo, ordena en Jesucristo, exhorta en Jesucristo, morirá en Jesucristo. Jesucristo lo es todo, y en todas las cosas está Jesucristo. Por eso su deseo, su trabajo, su ansia era lograr que nosotros imitáramos a Jesucristo, para formar a Jesucristo en nosotros: Hijitos, escribe, a quienes yo engendro constantemente entre dolores de parto hasta que Jesucristo se forme en vosotros.

¿No sabéis que Jesús vive en nosotros?; ¿que por medio de la fe Jesucristo habita en nuestro corazón? Vosotros habéis aprendido a Jesucristo, vosotros tenéis vida a partir de Jesucristo; sois el cuerpo de Jesucristo, y vuestros cuerpos son los miembros de Jesucristo; creced en él que es la cabeza y en cada una de las partes, vestíos de Jesucristo; sed cartas de Jesucristo, pensad las cosas de Jesucristo, buscad las realidades del cielo donde está Cristo, gustad las cosas de arriba de donde esperamos al salvador Jesucristo; tened el sentido de Jesucristo, y sea abundante en vosotros este sentido; tened en vosotros los sentimientos de Jesucristo, que se rebajó, se humilló, se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. La vida de Jesucristo se manifieste en vuestro estilo de vida, y vuestra vida esté escondida en Dios con la vida de Jesucristo, y cuando Jesucristo, vuestra vida, aparezca, apareceréis también vosotros con él en la gloria. No seáis egoístas, porque Jesucristo no se agradó así mismo; acogeos los unos a los otros, como Jesucristo os ha acogido a vosotros; caminad en el amor como Jesucristo os ha amado…

Sí, los que son de Jesucristo crucifican su carne con los vicios y concupiscencias; los que piadosamente quieren vivir en Jesucristo padecerán persecuciones; pero, si sufrimos con él seremos glorificados con él, reinaremos con él, seremos coherederos con él… y los que viven en Jesucristo resucitarán en primer lugar.

Vosotros sois de Jesucristo, y la paz de Jesucristo penetre en vuestros corazones.