Apéndice p.682

DEDICACIÓN DE LA IGLESIA

DEL DIVINO MAESTRO, EN ROMA

 

 

De una meditación del beato Santiago Alberione, presbítero

(Alle Pie Discepole del Divin Maestro, 1963, 337-339; 1964, 385)

 

Una iglesia en la que se pedirá constantemente luz para el mundo

En las casas en las que sea posible, junto a vosotras, en las horas de adoración, podría haber también seglares. Pero incluso cuando no sea posible recibirlos en vuestras casas, inspirad, fomentad la adoración del Santísimo Sacramento, y especialmente la participación en la Misa. Que los fieles lleguen a apreciar más la Misa y también la comunión. Y que puedan comprometerse, por ejemplo, a hacer una hora al mes, o una hora semanal de adoración. La Eucaristía es el centro de todo, de toda la liturgia.

Por lo tanto, cooperad todas para que Dios, el Divino Maestro os ilumine cada vez más para saber presentar cada vez mejor la sagrada liturgia. Incluso en las ilustraciones, pero más aún en los diversos artículos, cuanto más vuestros sean, más poseerán una bendición, ya que nacen de vuestro corazón y de vuestra mente de almas consagradas a Dios, que tienen una gracia y una unción especial. Sí, que la liturgia mejore cada vez más.

Hay que cuidar, pues, la cooperación. Formar cooperadores que trabajen en la pastoral vocacional, para vosotras y para toda la Familia Paulina.

Ahora bien, existe una razón muy importante y es ésta: un mérito, que ahora en cierto sentido podemos considerar temporal, es decir, la construcción de la iglesia del Divino Maestro. ¡Que sean muchos los que cooperen! Aunque fuerais capaces de realizar toda vuestra construcción sin ninguna ayuda, tendríais mucho mérito, pero conviene hacer partícipes a otros de este mérito: ¡el de erigir un monumento al Maestro Divino en Roma!

Cuando nos llamaron para que aceptáramos una parroquia en Roma, en la diócesis de Roma, yo había dicho: «Nuestra parroquia estará dedicada a Jesús Maestro.» Se me respondió: «Está muy bien, pero todavía no es popular porque aún se venera poco este título de Jesús “Maestro”.» Respondí: «Entonces al Buen Pastor.» Pero llegará el momento en que, precisamente en el centro de Roma, Jesús tendrá una iglesia dedicada en su honor, en la que se pedirá constantemente luz para el mundo. Porque el Maestro quiere iluminar: «Yo soy la luz.» Eso es: «Desde aquí quiero iluminar.» E ilumina desde el Sagrario. Y vosotras con la oración, conseguiréis que esta luz se difunda y llegue cada vez más a todas las almas del mundo, a todos los hombres.

Que la iglesia que se está construyendo llegue a ser de veras lo que está en las intenciones: el centro de la Congregación para todas las casas dispersas por Italia y las demás naciones. El centro. Lo cual, significa orar por todo el Instituto, es decir, por todas las casas y, al mismo tiempo, que todos los corazones de todas las Pías Discípulas extendidas por el mundo estén orientados a la iglesia central y se sientan, de esta forma, realmente unidas, formando un solo cuerpo.