II Vísperas

HIMNO

Dios te salve, Anunciación,
morena de maravilla,
tendrás un Hijo más bello
que los tallos de la brisa.

Mensaje de Dios te traigo.
Él te saluda, María,
pues Dios se prendó de ti,
y Dios es Dios de alegría.

Llena de gracia te llamo
porque la gracia te llena;
si más te pudiera dar,
mucha más gracia te diera.

El Señor está contigo,
aún más que tú estás con Dios;
tu carne ya no es tu carne,
tu sangre ya es para dos.

Y bendita vas a ser
entre todas las mujeres,
pues, si eres madre de todos,
¿quién podría no quererte?

 

SALMODIA

Ant. 1. El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo. (T.P. Aleluya.)

 

SALMO 109,1-5.7    

El Mesías, Rey y Sacerdote

Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies (1Co 15, 25)

 

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

 

Ant. 1. El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo. (T.P. Aleluya.)

 

Ant. 2. No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo. (T.P. Aleluya.)

 

SALMO 129   

Desde lo hondo a ti grito, Señor

Él salvará a su pueblo de los pecados (Mt 1, 21)

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

 

Ant. 2. No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo. (T.P. Aleluya.)

Ant. 3. Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

 

CANTICO   (Col 1, 12-20)

Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

 

Ant. 3. Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

 

LECTURA BREVE 
1Jn 1,1-3a

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó.

 

RESPONSORIO BREVE

Tiempo de Cuaresma:

R/. La Palabra se hizo carne * Y acampó entre nosotros. La Palabra.

V/. La Palabra se hizo carne * Y acampó entre nosotros. La Palabra.

 

Tiempo pascual:

R/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. * Aleluya, aleluya. La Palabra.

V/. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. La Palabra.

 

Magníficat, ant. El ángel Gabriel habló a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.» (T.P. Aleluya.)

 

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Magníficat, ant. El ángel Gabriel habló a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.» (T.P. Aleluya.)

 

PRECES

Oremos con confianza al eterno Padre, que, por medio del ángel, anunció hoy a María nuestra salvación, y digámosle:

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros.

Tú que elegiste a la Virgen María para ser madre de tu Hijo,
ten piedad de todos los que esperan su redención.

Tú que por boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz,
otorga al mundo entero el gozo de la salvación y la paz verdadera.

Tú que, con la aceptación de tu esclava y con la acción del Espíritu Santo, hiciste que tu Palabra acampase entre nosotros,
dispón nuestros corazones para que reciban a Cristo como la Virgen María lo recibió.

Tú que miras a los humildes y colmas de bienes a los hambrientos,
da ánimo a los abatidos, socorre a los necesitados y ayuda a los moribundos.

Oh Dios, para quien nada hay imposible, el único que haces obras maravillosas,
sálvanos, cuando resucites a los muertos en el último día.

Padre nuestro.

 

ORACIÓN

Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor, como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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