Misal

ANTÍFONA DE ENTRADA
Sal 95, 3-4

Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones: porque es grande el Señor y muy digno de alabanza.

Se dicel Gloria.

 

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, que has suscitado en tu Iglesia
al beato Santiago Alberione, presbítero,
para que, con las diversas formas de comunicación,
anunciara al mundo a tu Hijo,
que es camino, verdad y vida;
concédenos, te rogamos,
que, siguiendo su ejemplo,
contribuyamos asiduamente
a la predicación del Evangelio
a todos los hombres.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.

 

PRIMERA LECTURA
1Cor 9, 16-19.22-23

¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

Palabra de Dios.

 

o bien:

PRIMERA LECTURA
2Cor 3, 1-6a

Vosotros sois nuestra carta

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Hermanos:
¿Ya empezamos otra vez a hacernos la propaganda?; ¿será que, como algunos individuos, necesitamos presentaros o pediros cartas de recomendación?
Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres. Sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne del corazón.
Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo.
No es que por nosotros mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha capacitado para ser servidores de una alianza nueva.

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 88, 2-3.4-5.21-22.25 y 27 (R/.: cf 2a)

 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.»
R/.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades. R/.

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él,
y mi brazo lo haga valeroso. R/.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.» R/.

 

ALELUYA
Jn 14, 6

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre, sino por mí.

 

EVANGELIO
Jn 14, 1-14

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.

+ Lectura del santo evangelio según san Juan

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice:
—«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
—«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.» Felipe le dice:
—«Señor, muéstranos al Padre y nos basta.» Jesús le replica:
—«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

Palabra del Señor.

 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Derrama, Señor, tu bendición desde el cielo
sobre los dones que te presentamos
en la fiesta del beato Santiago Alberione,
para que, al recibirlos,
alcancemos de tu misericordia
el perdón de nuestras culpas
y la abundancia de los bienes del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

PREFACIO

La presencia de los santos Pastores en la Iglesia

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque nos concedes la alegría
de celebrar hoy la fiesta del beato Santiago Alberione,
fortaleciendo a tu Iglesia con el ejemplo de su vida,
instruyéndola con su palabra
y protegiéndola con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo…

o bien el prefacio de los santos religiosos

 

ANTÍFONA DE COMUNIÓN
Jn 14,12

Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.

 

o bien
Jn 15, 4-5

Permaneced en mí, y yo en vosotros —dice el Señor—;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Vivifícanos, Señor,
por estos sacramentos que hemos recibido,
y al celebrar con gozo
la fiesta del beato Santiago Alberione,
concédenos que el ejemplo
de su celo apostólico
nos impulse a crecer cada día
en gracia y santidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

 

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