I Vísperas

Domingo dentro de la octava de Navidad
(o 30 de diciembre)

 

LA SAGRADA FAMILIA:
JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

Titular del Instituto Santa Familia
Fiesta*

* Como en la Liturgia de las Horas.

Para la profundización y meditación personal véase la lectura complementaria, p. 691.

 

 

I VÍSPERAS

 

HIMNO

Temblando estaba de frío
el mayor fuego del cielo,
y el que hizo el tiempo mismo
sujeto al rigor del tiempo.

Su virgen Madre le mira,
ya llorando, ya riendo,
que, como es su espejo el Niño,
hace los mismos efectos.

No lejos el casto esposo
mirándole está encogido,
y de los ojos atentos
llueve al revés de las nubes,
porque llora sobre el cielo. Amén.

 

SALMODIA

 Ant. 1. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

 

SALMO 112   

Alabado sea el nombre del Señor

Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes (Lc 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:

de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

 

 Ant. 1. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

 Ant. 2. José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

 

SALMO 147   

Acción de gracias por la restauración de Jerusalén

Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

 

 Ant. 2. José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.

 Ant. 3. Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

 

CANTICO (Ef 1,3-10)

El Dios salvador

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

 

 Ant. 3. Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

 

LECTURA BREVE
2Co 8, 9

Ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.

 

RESPONSORIO BREVE

 R.  La Palabra se hizo carne * Y acampó entre nosotros. La Palabra.

 V.  De su plenitud todos hemos recibido. * Y acampó entre nosotros. Gloria al Padre. La Palabra.

 

Magníficat, ant. El niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos.

 

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Magníficat, ant. El niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos.

 

 

PRECES

Adoremos a Cristo, hijo del Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana, y aclamémosle, diciendo:

Tú eres, Señor, el modelo y el salvador de los hombres.

Oh Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José,
enséñanos el respeto y la obediencia a los que nos gobiernan legítimamente.

Tú que amaste a tus padres y fuiste amado por ellos,
afianza a todas las familias en el amor y la concordia.

Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu padre,
haz que Dios sea honrado en todas las familias.

Tú que quisiste que tus padres te buscaran durante tres días,
enséñanos a buscar siempre primero el reino de Dios y su justicia.

Tú que has dado parte en tu gloria a María y a José,
admite también a nuestros difuntos en la familia de los santos.

Padre nuestro.

 

 

ORACIÓN

Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos, que, imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos  a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

 

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