LA VIRGEN MARÍA, REINA DE LOS APÓSTOLES

Sábado después de la Ascención del Señor

LA VIRGEN MARÍA
REINA DE LOS APÓSTOLES

Solemnidad para las Hermanas de María, Reina de los Apóstoles, para las vocaciones
Solemnidad en el Santurio-Basílica Reina de los Apóstoles, en Roma
FIESTA*

 

María da a Jesús al mundo

La Misa en honor de la Virgen María, Reina de los Apóstoles, fue aprobada por primera vez por la Sagrada Congregación de Ritos el 17 de marzo de 1890, a propuesta de la «Pía Sociedad de las Misiones» (Palotinos) de Masio (Alejandría), y extendida a todo el Instituto en 1915.

Fue adoptada por el padre Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, en torno al año 1923, celebrándose el sábado después de la Ascensión del Señor. El 10 de marzo de 1943, el padre Alberione pidió a la Santa Sede que la Sociedad de San Pablo pudiera celebrar la fiesta con el grado de primera clase; la petición fue aceptada el 26 de marzo de 1943; en 1973 el texto fue revisado y estructurado según la nueva ordenación de la Misa aprobada por el Concilio; la traducción italiana fue aprobada el 4 de abril de 1983, a petición de todos los superiores generales de la Familia Paulina.

Los textos bíblicos y eucológicos de la Misa de la Virgen María, Reina de los Apóstoles, con las propuestas alternativas, tienden a resaltar, según el pensamiento del padre Alberione, todo el «apostolado de María»: desde la Anunciación hasta la Ascensión y en la vida de la Iglesia. En este sentido, el texto se aparta un poco de los primeros acentos de la devoción a María, Reina de los Apóstoles, del siglo XIX, cuando se consideraba sobre todo a María en el cenáculo, rodeada de los Apóstoles.

El padre Alberione, influido también en esto por el magisterio de León XIII, con la encíclica «Adiutricem populi», de 1895, ya desde 1919 orientó a sus hijos a honrar a María con el título de Reina de los Apóstoles, aunque especificando constantemente que hay que tener en cuenta todo el «apostolado» de María, que da a Jesús, Palabra de Dios hecha carne: «el fiat de la Anunciación constituye la primera acción apostólica de María. Introduce a Dios Salvador en el mundo. ¡Qué apostolado! Desde ese momento, la vida de María podría titularse: “Hechos del apostolado de María”» (cf. RdA 88). La globalidad con que se considera a María como Reina de los Apóstoles, se expresa ampliamente en la presentación del cuadro que el mismo padre Alberione mandó realizar a G. B. Conti en 1935 (cf. CISP 37-38).

Se da una gran coincidencia del enfoque del Fundador con el concilio Vaticano II y con la mariología recogida en la constitución Lumen Gentium, especialmente en los números 64 y 65, donde María se presenta como «modelo de la Iglesia que engendra a Cristo en los corazones de los hombres con la palabra y los sacramentos»; otro tanto sucede con el magisterio de Pablo VI y de Juan Pablo II (cf. Marialis cultus y Redemptoris Mater). Finalmente el padre Alberione propone a María como Mediadora de gracia: ella intercede, guía, sostiene y conforta con su protección a los apóstoles de hoy y de todos los tiempos.

El padre Alberione dio el título de María, Reina de los Apóstoles, a uno de los cuatro Institutos femeninos: las Hermanas de María, Reina de los Apóstoles (Apostolinas), para el apostolado vocacional, «la obra por excelencia», decía él. 

La Misa de la Virgen María, Reina de los Apóstoles puede celebrarse como misa votiva en las ferias del tiempo ordinario y por necesidades especiales, cuando lo permite el calendario universal; pueden utilizarse los textos que aparecen en el Apéndice I, p. 188.

* Donde esta fiesta se celebra el sábado vigilia de Pentecostés se omite el texto entre corchetes.

 

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