I Vísperas

* Como en la Liturgia de las Horas.

Para una interpretación «paulina» de esta celebración, según la intención del Fundador sobre la finalidad de esta iglesia, véase el apéndice, p. 682.

 

HIMNO

Nueva Jerusalén y ciudad santa,
nuevo Israel, nueva morada
de la comunidad de Dios en Cristo edificada,
Iglesia santa.

Esposa engalanada, con Cristo desposada
por obra del Espíritu en sólida alianza,
divino hogar, fuego de Dios que al mundo inflama,
Iglesia santa.

Edén de Dios y nuevo paraíso,
donde el nuevo Adán recrea a sus hermanos,
donde el «no» del pecador, por pura gracia,
el «sí» eterno de amor de Dios alcanza,
Iglesia santa.

Adoremos a Dios omnipotente y a su Espíritu,
que en el Hijo Jesús, Señor constituido,
del hombre que ha caído raza de Dios levanta,
Iglesia santa. Amén.

 

SALMODIA

Ant.1. En las plazas de Jerusalén reina la alegría, y en sus villas resuena el canto de gozo: «Aleluya.»

 

SALMO 146 

Poder y bondad de Dios

A ti, oh Dios, te alabamos; a ti, Señor, te reconocemos

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonad la acción de gracias del Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;

que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.

No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.

 

Ant.1. En las plazas de Jerusalén reina la alegría, y en sus villas resuena el canto de gozo: «Aleluya.»

Ant. 2. El Señor ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

 

SALMO 147 

Acción de gracias por la restauración de Jerusalén

Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia la Palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

 

Ant. 2. El Señor ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Ant. 3. En la ciudad de Dios se alegra la muchedumbre de los santos, y los ángeles cantan himnos de júbilo ante el trono de Dios. Aleluya.

 

CANTICO (Cf Ap 19,1-7)  

Las bodas del Cordero

Aleluya
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
(R. Aleluya.)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor, sus siervos todos,
(R. Aleluya.)
los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
(R. Aleluya.)
alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del Cordero,
(R. Aleluya.)
su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

 

Ant. 3. En la ciudad de Dios se alegra la muchedumbre de los santos, y los ángeles cantan himnos de júbilo ante el trono de Dios. Aleluya.

 

 

LECTURA BREVE
Ef 2,19-22

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

 

RESPONSORIO BREVE

R.  La santidad, Señor, * Es el adorno de tu casa. La santidad.

V.  Por días sin término. * Es el adorno de tu casa. Gloria al Padre. La santidad.

 

Magníficat, ant. Gozad con Jerusalén, todos los que la amáis, y alegraos de su alegría.

 

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55

Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Magníficat, ant. Gozad con Jerusalén, todos los que la amáis, y alegraos de su alegría.

 

PRECES

Oremos, hermanos, a nuestro Salvador, que dio su vida para reunir a los hijos de Dios dispersos, y digámosle:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Señor Jesús, que cimentaste tu casa en la roca,
 confirma y robustece la fe y la esperanza de tu Iglesia.

Señor Jesús, de cuyo costado salió sangre y agua,
— renueva la Iglesia con los sacramentos de la nueva y eterna alianza.

Señor Jesús, que estás en medio de los que se reúnen en tu nombre,
 atiende la oración unánime de tu Iglesia congregada.

Señor Jesús, que con el Padre vienes y haces morada en los que te aman,
 perfecciona a tu Iglesia por la caridad.

Señor Jesús, que no echas fuera a ninguno de los que vienen a ti,
 acoge a todos los difuntos en la mansión del Padre.

Padre nuestro.

 

ORACIÓN

Señor, tú que nos haces revivir cada año el día de la consagración de esta iglesia dedicada a Jesucristo, Divino Maestro, escucha las plegarias de tu pueblo, y haz que en este lugar se te ofrezca siempre un servicio digno y así tus fieles obtengan los frutos de una plena redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.