Laudes

HIMNO

Estaban reunidos con María
la madre de Jesús,
la madre de la Iglesia que nacía
brotando de la cruz,
y descendió el Espíritu aquel día
con su fuerza, con su luz.

Reina de los Apóstoles,
unánimes contigo
clamamos con fervor:
ven, Espíritu Santo,
e infúndenos tu amor,
e infúndenos tu amor.

Por obra del Espíritu engendraste
a Cristo salvador,
y, fuerte en el Espíritu, ayudaste
a Cristo redentor;
a la naciente Iglesia la abrigaste
con ternura, con amor.

La Iglesia, con María, peregrina,
velando en oración,
al soplo del Espíritu camina
haciendo comunión.
Él es la fuerza y juventud divina
que mueve su corazón.

 

SALMODIA

 

Ant. 1. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. Aleluya.

 

SALMO 62,2-9    

El alma sedienta de Dios

Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas

 

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré
las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

 

Ant. 1. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. Aleluya.

Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. Aleluya.

 

CANTICO Dn 3.57-88.56

Toda la creación alabe al Señor

Alabad al Señor sus siervos todos  (Ap 19, 5)

 

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

 

Ant. 2. Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. Aleluya.

Ant. 3. Alégrate, Virgen María, Reina nuestra, ruega al Señor por nosotros. Aleluya

 

SALMO 149    

Alegría de los santos

Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor (Hesiquio)

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

 

Ant. 3. Alégrate, Virgen María, Reina nuestra, ruega al Señor por nosotros. Aleluya

 

LECTURA BREVE
Is 61.10

Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novia que se adorna con sus joyas.

 

RESPONSORIO BREVE

R/. Quien me alcanza, alcanza la vida. * Aleluya, aleluya. Quien me alcanza.

V/. Y goza del favor del Señor. * Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. Quien me alcanza.

 

Benedictus, ant. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. Aleluya.

 

BENEDICTUS Lc 1, 68-79
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

 

Benedictus, ant. Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. Aleluya.

 

PRECES

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:

Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,
— haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,
— líbranos de la corrupción del pecado.

Salvador nuestro, que quisiste que tu madre estuviera junto a tu cruz,
— por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.

Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre,
— haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.

Padre nuestro.

 

ORACIÓN

Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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