PRIMERA ESTACIÓN

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu cruz has redimido al mundo.

Jesús, siendo inocente, acepta, por la gloria de Dios y la paz de los hombres, la injusta sentencia de muerte pronunciada contra él por Pilato.

Amorosísimo Jesús,
por tu amor,
y como reparación de mis pecados,
acepto la muerte
con todos los dolores,
sufrimientos y afanes que la acompañen.
Señor, no se haga mi voluntad,
sino la tuya.

Ten piedad de nosotros, Señor.
Ten piedad de nosotros.

Haz, santa Madre de Dios,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.

Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

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