SEGUNDA ESTACIÓN

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu cruz has redimido al mundo.

Jesús carga la cruz sobre sus hombros. Jesús Maestro nos invita: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (Mt 16,24).

Sí, quiero seguirte, Maestro divino,
dominando mis pasiones
y aceptando mi cruz de cada día.
Atráeme a ti, Señor.
El camino es angosto, pero conduce al cielo.
Me apoyaré en ti,
que eres mi luz y mi fuerza.

Ten piedad de nosotros, Señor.
Ten piedad de nosotros.

Haz, santa Madre de Dios,
que las llagas del Señor
se impriman en mi corazón.

¡Oh cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!

p. 182