Jueves: al Ángel de la guarda

El primer jueves se dedica al Ángel de la guarda: para conocerlo; para que nos libre de las tentaciones del demonio en los peligros espirituales y materiales; para seguirlo en su diligente cuidado de nosotros, y que nos lleve con él al cielo.

  1. Padre del cielo,
    te doy gracias por tu infinita bondad,
    porque, desde el mismo momento
    en que salía de tus manos creadoras,
    me confiaste a un ángel
    para que «me ilumine,
    me guíe y me proteja».
    Te doy gracias también a ti,
    ángel de mi guarda,
    por tu constante presencia
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en mi peregrinación hacia el Padre.
Tus inspiraciones, tu protección continua
contra los peligros del cuerpo y del alma,
y tu oración ante el Señor,
son para mí motivo de consuelo
y esperanza cierta.

Ángel de Dios…

  1. Ángel de mi guarda,
    tú que contemplas continuamente
    el rostro del Padre y quieres que también yo
    vaya a hacerte compañía,
    alcánzame del Señor perdón
    por lo mucho que, sordo a tus consejos,
    he pecado en tu presencia
    y por la poca familiaridad
    que he tenido contigo,
    aunque estás siempre a mi lado.
    Hazme comprender que he sido creado
    para conocer, amar y servir a Dios
    en esta vida, y luego gozarlo en la eterna.

Ángel de Dios…

  1. Ángel de mi guarda,
    fiel y fuerte en la virtud,
    eres uno de los ángeles que en el cielo,
    capitaneados por san Miguel,
    vencisteis al Maligno y a sus fuerzas.
    Esa misma lucha continúa ahora en la tierra;
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las fuerzas del mal luchan contra Jesucristo,
y acechan a los hombres.
Ruega a la inmaculada,
Reina de los Apóstoles,
por la Iglesia, ciudad de Dios,
que lucha contra la ciudad de Satanás.
Y tú, san Miguel arcángel,
abanderado de la milicia del cielo,
defiéndenos en el combate,
sé nuestro protector
contra el mal que nos acecha;
con la fuerza de Dios, somete a Satanás
y a todas las fuerzas del mal
que pretenden invadir el mundo
para perder a los hombres.

Ángel de Dios…

  1. Ángeles del cielo,
    asistid a los escritores, técnicos y difusores
    de los medios audiovisuales
    y a cuantos los usan.
    Defendedlos del mal, guiadlos en la verdad,
    concededles verdadero amor.
    Pedid al Señor las vocaciones necesarias
    para este nuevo apostolado
    y guiadlas en su delicada misión.
    Inspirad a todos para que cooperen
    con la acción, la oración y la limosna
    al apostolado de la comunicación social.
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Iluminad, guiad y proteged
el mundo de las técnicas audiovisuales:
que se utilicen para elevar el nivel
de la vida presente
y para orientar a la humanidad
hacia los bienes eternos.

Ángel de Dios…

  1. Ángeles del Señor,
    vosotros habéis sido llamados
    a servir, alabar y glorificar
    incesantemente a la santísima Trinidad
    y a asistirnos y protegernos
    en nuestro diario caminar.
    Amáis verdaderamente a Dios
    y a los hombres y perpetuáis el cántico:
    «Gloria a Dios en el cielo
    y en la tierra paz a los hombres
    que ama el Señor».
    Os pedimos por todos los hombres,
    para que conozcan al único Dios verdadero,
    a su enviado Jesucristo,
    y a la Iglesia, recinto de verdad.
    Rogad para que el nombre de Dios
    sea santificado, venga el reino de Jesucristo
    y se haga su voluntad
    en la tierra como en el cielo.
    Proteged a los gobernantes,
    a los trabajadores, a los que sufren;
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alejad las fuerzas del mal
y salvad al mundo de sus lazos;
obtened gracia y salvación a cuantos buscan
la verdad, la justicia y la paz.

Ángel de Dios…

Antes o después de la meditación, o bien durante la adoración eucarística, se reza o canta:

Ant. Todos ellos son espíritus en servicio activo, que se envían en ayuda de los que han de heredar la salvación (Magníficat, p. 335).

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