Te adoro, Dios mío

Te adoro, Dios mío,
y te amo de todo corazón;
te doy gracias
por haberme creado, hecho cristiano,
conservado durante la noche,
y por haberme llamado a esta Congregación
(este Instituto) de la Familia Paulina.
Te ofrezco las acciones del día;
haz que sean todas según tu voluntad
y para tu mayor gloria.
Líbrame del pecado y de todo mal.
Tu gracia nos acompañe siempre
a mí y a todos mis seres queridos. Amén.

p. 18