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LA «VIA HUMANITATIS»Vai alla preghiera

El folleto con el texto de la «Via humanitatis» (El camino de la humanidad) fue enviado por el Padre Alberione a todos los miembros de la Familia Paulina, como «regalo navideño», algunos días antes de la Navidad de 1947.

Es una oración que sigue el modelo del «Vía crucis». Pero, mientras el «Vía crucis» considera solamente el tema de la pasión y muerte del Salvador, la «Via humanitatis» propuesta por el padre Alberione tiene una dimensión cósmica. El destino del hombre –su «camino»– empieza con la creación y la revelación natural, pasa a través de la revelación sobrenatural de la Biblia, que tiene su punto culminante en la encarnación de Cristo, y continúa en la vida de la Iglesia hasta llegar a la parusía y a la vida eterna.

No es, por lo tanto, solamente una oración, sino una propuesta teológica, fundamentada según la doctrina de Jesús Maestro, camino, verdad y vida. En efecto, cada uno de los 30 cuadros que componen la «Via humanitatis», consta de una enunciación teológica (verdad), de una invocación que ayuda a asimilar este enunciado en la vida concreta (camino) y de una oración (vida).

A cada cuadro se le han agregado los textos bíblicos correspondientes, para facilitar su uso durante la adoración y la meditación personal.

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Por María en Cristo y en la Iglesia.
(Puede servir para las visitas al santísimo sacramento, especialmente los primeros domingos de mes).

Todo viene de Dios-principio, para volver a Dios-fin: para su gloria y para la felicidad del hombre.

María conduce al camino seguro, que es Cristo, en la Iglesia por él fundada.

En Cristo, camino, verdad y vida obtenemos la adopción y la herencia de los hijos de Dios. Por Cristo invisible, en la Iglesia visible, el hombre y la humanidad reciben todos los bienes temporales y eternos.

Todos los hijos son esperados en la casa del Padre celestial; todos, por María, pueden encontrar el camino-Cristo. Que todos lo señalen, con espíritu de amor y apostolado.

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La Santísima Trinidad se reúne en consejo, de donde emana el decreto: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gén 1,26). La Virgen María aparece en la mente de Dios como la obra maestra de la creación, el principio y el fin de todo lo creado.

Señor mío, soy enteramente
obra de tu amor todopoderoso.
Te adoro, Dios mío, uno en la naturaleza

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y trino en las personas.
Te doy gracias porque me has creado
para la felicidad que está en ti
y para participar de tu eterna gloria.
Sálvame por la poderosa intercesión
de María.

Gloria a Dios en el cielo
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Jesús Maestro, camino, verdad y vida,
ten piedad de nosotros.
María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, fortaleced a la Iglesia.

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