con fe, confianza y humildad,
presentamos nuestra súplica:
enséñanos,
enséñanos el inefable camino
de tu verdad, de tu verdad
y santidad; que corramos
tras las huellas indelebles
de la única verdad, de tu verdad
y santidad, las huellas firmes
de tu santidad.
Cristo Maestro, tú eres eI camino, vida verdadera y eterna verdad.
Para el hombre sediento de verdades
y hundido en un mar de ideologías,
para el hombre que busca
la luz sin sombra alguna,
tú eres camino, verdad y vida.
Para el hombre que avanza desolado
de espaldas al amor que Dios nos brinda,
para el hombre que vaga
perdido y solitario,
tú eres camino, verdad y vida.
Para el hombre que vive sin fronteras
y cifra en el progreso su alegría,
para el hombre que sueña
tal vez con no morirse,
tú eres camino, verdad y vida.