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XIVVai alla preghiera

Jesús designa a Pedro como su representante visible y le confía todos los fieles y pastores; le concede infalibilidad en su enseñanza; le da autoridad en el servicio, y amor para santificar: «Apacienta mis corderos; apacienta mis ovejas»; y le entrega las llaves del reino de los cielos (cf Jn 21,15-23).

Bendito seas, Jesús Maestro,
que en Pedro estás presente, enseñas,
confirmas y salvas.
Quien está con Pedro está contigo;
quien se aparta de Pedro
es como un sarmiento separado de la vid.
Puede separarse
con la mente por su incredulidad;
con la voluntad por su rebeldía;
con el corazón por su pecado.

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Yo creo que Pedro es para mí camino,
verdad y vida en Cristo.

Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…

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XVVai alla preghiera

El Espíritu Santo desciende sobre María y los apóstoles y los llena de sabiduría, fortaleza y celo. La Iglesia nace, reúne muchedumbres, comienza su camino, se abre a todos los pueblos, y continuará su tarea hasta el fin de los tiempos (cf He 2,1-13).

Bendito seas, Maestro divino,
que has prometido y enviado,
desde el Padre, al Espíritu Santo
para iluminar y santificar a la Iglesia.
Por la oración de María,
haz que haya un nuevo Pentecostés;
suscita apóstoles en todos los tiempos
y dales espíritu de sabiduría
y de inteligencia, de ciencia y de consejo,
de piedad y temor de Dios.

Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…

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