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XXIVai alla preghiera
La Eucaristía es el principal medio para vivir en Cristo. Por ella se perpetúa el sacrificio de la cruz. En ella Jesucristo permanece siempre en medio de los hombres y comunica los frutos de su presencia. Por ellos el hombre se une a Jesucristo con su mente, su voluntad y su corazón (cf 1Cor 11,23-24).
Te doy gracias y te alabo, Maestro divino,
que en la última Cena
instituiste este sacramento, misterio de fe,
de amor y de gracia.
Contigo, por ti y en ti, Jesús-eucaristía,
adoro, doy gracias, reparo
y suplico al Padre celestial.
Bendito seas por haber elegido sacerdotes
que presiden, conservan
y distribuyen la eucaristía.
Ellos son tus ministros
y dispensadores de tus misterios.
Quiero vivir una vida eucarística.
Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…
XXIIVai alla preghiera
La Iglesia ha sido confiada a María. En la creación, en la redención, en la distribución de la gracia y en la gloria, María ocupa un lugar preeminente. Ella da a Jesucristo al mundo y a cada persona. Es madre de Dios y madre de la Iglesia. Todos los bienes nos han llegado a través de María. De María viene la vida. Ella es nuestra madre (cf Jn 19,25-27; Gál 4,4-5).
Bendito seas, Padre:
del mismo modo que la vida natural
viene de la madre,
la vida sobrenatural viene de María.
Es el retoño que trae la flor,
es la Madre que da
el fruto bendito de su vientre;
es la aurora que anuncia al sol.
Donde entra María, entra también Jesús.
El que encuentra a la madre,
encuentra al Hijo.
Por María, el camino es seguro y breve.
Jesús nos precede con el ejemplo:
se ha hecho hijo de María.
Gloria a Dios…
Jesús Maestro…
María, Reina…
Santos Pedro y Pablo…